martes, 21 de mayo de 2013

UNA TUMBA SIN NOMBRE

Dicen que desapareciste y hoy te vi. Dicen que te mataron y hoy sentí tu voz, Te abrazamos y nos abrazaste, Debería preguntarme si esta no es una suerte de locura, De negación de la realidad. Y me lo pregunté hace unas horas, en el Memorial, frente a tu nombre sin tumba, Y hoy, cuando le hablaste a quienes creen que te desparecieron, Frente a los que sienten regocijo por tu presunta muerte, Tuve una parte de las posibles respuestas. Veamos. Quiero aclarar en primer lugar, que no desapareciste. Que estás acá. Junto a nosotros. Acá están tus padres. Tu hermana. Tus sobrinas. Tu compañero. Tus compañeros. Tus libros que hemos llevado de casa en casa, Que puedes venir a leerlos cuando quieras. Ya ves. Quisieron que desaparecieras y apareciste más. Ahí estás. Preparando tus traducciones. Tus libros. Tus notas. Sonriendo a tu sobrina. Queriendo y cuidando a tus padres. Ahí estás. Caminando por estas calles que amás. Leyendo tus libros. Queriendo. Soy testigo de que te he visto. No despareciste. Ni te mataron. No desaparecimos. Ni nos mataron. Estamos acá. Para siempre. (Buenos aires. 14 de mayo de 2013.)