Este año ha sido muy importante para mí.
Desde la declaración en la megacausa, hasta este acto recordatorio, todo este
acompañamiento colectivo, que nos hace mucho bien a los familiares, que
empezamos a socializar el dolor que significa la perversa creación del
“desaparecido” que es alguien que simplemente no está, dijo el genocida Videla.
Y digo el horror y dolor vivido por gran parte de la sociedad argentina, que
involucra más de 4 generaciones, que resulta tan difícil de elaborar y que
llevará muchos años saldar. Agradezco esta reparación.
Por último recordar a mi hermana Marta, que
era un cuadro, una militante montonera muy comprometida de la cual me siento
profundamente orgullosa. La vi por última vez el 17 de octubre de 1976, que era
el domingo día de la madre; entonces le habían ofrecido irse a Francia con su
compañero, la familia de él. Cuando le pregunté si se iría, me respondió que
no, aunque sabía que se estaba jugando la vida. Cayó el 20 de octubre y fue
traída acá donde seguramente terminó integrando los vuelos de la muerte.
Se que aca tuvo el mismo comportamiento
leal e inclaudicable que tuvo siempre en su militancia.
Recordarla como era, muy inteligente, una
estudiosa, licenciada en letras, escritora, periodista y sobre todo mi hermana
mayor, que llevándome solo 3 años me marcó siempre el camino, me protegió, fue
mi referente más fuerte, me acompaño en los momentos más felices y más tristes,
fue mi compinche en los juegos, en la adolescencia y en mi vida hasta sus 30
años en que se la llevaron.
La recuerdo linda, sonriente, divertida,
llena de vida, con su compañero Hugo, queriendo tener un hijo, llena de sueños
que no le permitieron concretar.
Gracias por este homenaje tan merecido que
hago extensivo a los 30.000 que como ella entregaron su vida por una patria más
justa, solidaria e inclusiva. Graciela Mastrogiacomo.